El enfoque del trabajo
terapéutico desde el desarrollo transpersonal es ver en los acontecimientos
exteriores el reflejo de nuestro interior ya que nuestras creencias crean nuestra realidad.
Si me considero una persona no
merecedora de amor haré lo posible, de manera inconsciente, para comportarme de
manera autodestructiva y rodearme de personas tóxicas en las áreas importantes
de mi vida. Estas falsas creencias sobre mi
identidad pudieron construirse a una edad temprana en relación a mis cuidadores, a alguna experiencia de mi biografía personal o por lealtad al sistema de creencias de mi familia de origen.
Nuestras conductas están basadas en nuestras creencias mas profundas
y se convierten en el patrón de nuestras experiencias. Sabemos que el 90% están alojadas
en nuestro inconsciente. Por lo que no nos damos cuenta y podríamos vivir toda
una vida ajenos a ello victimizados por las circunstancias externas o del
entorno. La mayoría de las veces nuestra sombra aparece en forma de incoherencia, malestar, angustia o conductas adictivas.
En consulta y gracias a las herramientas de la
psicología positiva integradora y la
filosofía zen, como el mindfulness, podemos facilitar el acceso a un rico manantial de
información-origen que opera en la mecánica y a la sombra de nuestras
conductas inconscientes.
En el proceso podemos sanar aquéllas sombras de
nuestra personalidad que nos conducen tantas veces a la frustración, la
infelicidad o la incoherencia.
El compromiso y la responsabilidad de cocrear nuestros pensamientos está en nuestras manos, depende solo de cada uno. Si aceptamos que necesitamos cambiar nuestras creencias limitantes en torno a nosotros mismos entraremos en un camino de apertura y sanación que nos permitirá vivir en nuestro poder, con total libertad y coherencia.
El desarrollo transpersonal nos
ayuda a madurar y a integrar nuestros ego personalidad al tiempo que contribuye a despertar el alma en
sintonía con la coherencia de la gran mente que es el corazón humano.